El paro ha bajado al 14.45%, 3.3 millones de españoles buscan trabajo y no lo encuentran.
3.3 millones de personas quieren trabajar, ganar dinero, realizarse, participar de un proyecto colectivo… Pero la estructura económica española se lo impide. Se trata de un problema muy grave.
Y caro, muy caro. Los subsidios de desempleo, por ejemplo, pero no sólo eso. Los costes sanitarios de personas que enferman más, que se deprimen, que se vienen abajo sin un propósito claro en la vida.
Los costes que supone la pérdida de confianza como consumidores. El pesimismo. La inestabilidad y la incertidumbre.
Costes políticos con rabia contenida y desahogada en forma de votos de odio.
Derrochamos con el desempleo. Desaprovechamos un talento que se marcha cuya formación hemos financiado durante mucho tiempo. Despreciamos una mano de obra en su mejor momento. Pasamos de la experiencia de los mayores.
Si buscáis una mayor amenaza a las pensiones que el envejecimiento ahí lo tenéis, el paro. La falta de cotizaciones.
No son pocos costes.
Un gobierno que no se movilice con urgencia ante unas cifras de paro como estas no sirve a los ciudadanos sino a otros.
Necesitamos, más que nunca, que el empleo ocupe la centralidad de la agenda. Nos cueste más deuda o, finalmente, algo de inflación. Nos jugamos la democracia. Y la decencia. Menos cortinas de humo, y más trabajo.

Andrés Villena

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