El poeta sevillano Víctor Muñoz aborda en “El patio número 3” el sufrimiento de aquellas mujeres sevillanas que perdieron a sus seres queridos durante la represión franquista. Una obra en clave teatral que recupera un doloroso episodio de la historia, una ignominia que algunos sectores pretenden borrar de nuestra memoria.
No es ningún secreto que durante la represión franquista en Sevilla se acometieron purgas políticas abominables; asesinatos a sangre fría, inhumanos, crueles, de personas que el régimen consideraba “rojas”, de ideales republicanos o contrarios a la dictadura. En Sevilla, a partir de 1936, fue tristemente célebre la comisaría de la calle Jesús del Gran Poder, que guarda entre sus paredes algunos de los episodios más violentos de la historia de la ciudad. Aún hoy, casi 90 años después, hay quienes la recuerdan como un lugar de sufrimiento, violencia y escarnio, el mismo lugar donde, en plena represión, acudían mujeres desesperadas con el corazón en un puño, buscando noticias de sus familiares desaparecidos.
No olvidemos que la represión en Andalucía fue arrolladora, letal y especialmente cruenta, máxime en Sevilla con el mando del sanguinario general Queipo de Llano, responsable de unos 45.000 fusilamientos, felizmente exhumado de la basílica de la Macarena de Sevilla en el año 2022.
Es necesario describir y entender tal contexto para acercarnos con fundamento al libro El Patio número 3, publicado recientemente por Ediciones del Bufón, que nos cuenta, a modo de obra teatral, el viacrucis de una madre que lleva comida a su hijo represaliado cada día, sin saber que ha sido asesinado. Un texto conmovedor, que se vale de la poesía de la derrota y el desaliento para emocionarnos. No hay lector sensibilizado que no pueda ver en María, esta madre testaruda que se niega a aceptar el destino de su hijo, la personificación de la angustia y la resignación de un pueblo humillado por la dictadura.
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