Un poco harta ya del día de las escritoras. Como decía Matute, la única división literaria que importa es la de buenos y malos escritores.
— Milena Busquets (@MilenaBusquets) 17 de octubre de 2016
Estimada Milena,
Ayer en mi Time Line apareció un tweet tuyo en el que te referías al día de las escritoras, haciendo énfasis en que la única división literaria que entendías plausible es la de buena y mala literatura. Esta frase sobrentiende que se produce una división entre literatura de hombres y literatura de mujeres y, sin nombrarlo, presupone que las creadoras de este día (Fedepe, Clásicas y modernas y Biblioteca nacional) actuaron bajo tal premisa. En mi opinión es un supuesto equivocado.
Creo que las creadoras de este día tienen la misma concepción que tienes tú de la literatura: Hay buena y mala literatura. Yo mismo estoy de acuerdo. Lo que sucede es que existe un antecedente histórico en el que las mujeres, por el hecho de ser mujeres, no tenían acceso a premios ni reconocimientos y su acceso a la industria estaba lleno de trampas. No es un hecho exclusivo de la literatura, responde a casi todos los ámbitos del saber. Marie Curie, por ejemplo, tuvo problemas para obtener el premio Nobel por el simple hecho de ser mujer. Las Sin Sombrero fueron defenestradas de los libros de historia. El patriarcado ha actuado de forma indeleble a lo largo de la historia y sus consecuencias se siguen arrastrando por una sociedad incapaz de parar sus inercias. Es un patrón de comportamiento que la tercera ola del feminismo intenta cambiar. Los números cantan:
El premio Nobel de literatura se ha entregado a 99 hombres y 13 mujeres, el premio Cervantes se ha entregado a 35 hombres y 4 mujeres, en la RAE figuran 44 académicos, y sólo 8 son mujeres. De cada 46 reseñas, 39 son de libros escritos por hombres y 7 son de libros escritos por mujeres. Ni siquiera es un tema de género literario, ya que afecta igual a la novela, que a la poesía. Es un tema exclusivamente de género, a secas. Si eres mujer, tu visibilidad y repercusión es, JK Rowling al margen, mucho menor.
Me sorprendió mucho que en el hilo del tweet se comparara la creación de un día por la visibilidad de la literatura escrita por mujeres, con el día de «un pelirrojo» o «una escritora con ojos azules«. Tanto los pelirrojos como las escritoras con ojos azules no han recibido a lo largo de siglos, una censura semejante por el hecho de serlo. No son víctimas de una opresión. Aunque se hayan dado pasos significativos en este sentido, hasta tu referencia, Ana María Matute, sufrió en sus comienzos el machismo literario.
Cuando te leí hablando sobre el Día de la escritora, sentí pena, ya que conozco muchas mujeres que trabajan para que la literatura hecha por mujeres tenga el mismo reconocimiento que la literatura hecha por hombres. Tengo amigas escritoras cuyas buenas obras literarias se quedan en un cajón porque el espacio literario para mujeres ya está copado. E insisto, independientemente de que sean obras buenas y malas. Ambos estaremos de acuerdo, en que hay buena literatura de hombres y buena literatura de mujeres, al igual que hay mala literatura de hombres y mala literatura de mujeres. Pero el hecho de que discutamos esto aquí y ahora, en el fondo, no tiene que ver con literatura, sino con factores históricos y sociológicos de mucho mayor calado.
Siento si me he excedido en la argumentación.
Cordialmente,


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2 Réplicas
María
No sientas nada, todo lo contrario, tienes toda la razón. La que debería sentirlo es Milena Busquets, cuya pueril afirmación se sitúa al mismo nivel intelectual de «¿para cuándo el Día del Hombre o del Orgullo Heterosexual?»
María
Quizá mi mirada es diferente o no muy bien enfocada, mas cuando leo «Un poco harta ya del día de las escritoras. Como decía Matute, la única división literaria que importa es la de buenos y malos escritores» no puedo menos que darle la razón. Estoy harta de tener que reivindicar si lo escrito es por hombres o mujeres, cuando la única diferencia, como bien decía Ana María Matute, debería hacerse solo «entre buenos y malos escritores».
Querer que desparezca «el día de…» es desear que llegue un día en el que la reivindicación ya no sea necesaria porque solo se valorará por su calidad, ya sean en la literatura, el cine, la pintura, el diseño, la arquitectura…, por ejemplo.
Para mí no está dicho con menosprecio ni hartazgo, sino con el deseo de que llegue un día en el que no sea necesario.
Gracias y perdón por la extensión.