Atiendan a esta historia.
El 28 de julio de 1900, el rey de Italia, Humberto I de Saboya, cenaba en un restaurante de Monza cuando se fijó en que el dueño se le parecía mucho. Cuando le preguntó su nombre, se sorprendió al saber que se llamaba igual: Humberto. Pero las coincidencias iban mucho más allá. Ambos habían nacido el mismo día en la misma ciudad (Turín), se habían casado el mismo día con una mujer que tenía el mismo nombre (Margherita) y el mesonero había abierto su restaurante el mismo día que el rey había sido coronado. A la mañana siguiente, el dueño del restaurante fue muerto a tiros en una cacería. Pocas horas después, un anarquista se abalanzó sobre el rey y lo asesinó de tres disparos.