Hace tiempo que no les hablo de Filomeno, ese burro mío tan de derechas y tan entrañable. La semana pasada le pillamos un alijo de artículos de Hermann Tertsch y Arcadi Espada bajo un montón de paja. El veterinario nos recomienda leerle a Juan Ramón, a Machado, incluso a Rilke… pero él erre que erre. Vuelta la burra al trigo, nunca mejor dicho.
Con el esperpento de las elecciones catalanas andaba exaltado, rebuznando coplas de la guerra civil, himnos patrióticos, arriba España, unidad de destino en lo universal, Rusia es culpable y todo eso. Anoche, para colmo, descargó una tormenta y tronó, pensó que las tropas nacionales llegaban por el camino de Morón, se escapó de la huerta, lo pilló la Benemérita, todos al cuartel, Filomeno pata en alto… Un desastre.
En fin, que hemos hablado en serio. Otra vez. Estaba contento con el resultado de los comicios, pero muy nervioso. Es la primera vez que lo oigo despotricar de Mariano. Piensa que el jefe del Clan de los Genoveses ha fomentado un debate que lo conducirá a la perdición. A él y a España entera, según su corta óptica asnal, superior a la de Mariano, dicho sea de paso.
Opina que la campaña electoral fue un despropósito. El voto a partidos independentistas se asoció a una supuesta voluntad de independencia, cuando eran elecciones autonómicas, no plebiscitarias, y a lo mejor el pupulus votaba también por otras cosas. Y claro, si concluimos que votar a partidos independentistas incluso en unas autonómicas implica la posibilidad de independizarse, cuando en unas generales voten por mayoría a partidos republicanos, alguien, por la misma regla de tres, podría proclamar la república. Mariano no ha visto eso. Mariano cayó en la trampa, Filomeno no, y por eso está nervioso.
Y lleva razón. Si Mariano celebra ahora el “voto mayoritario” recogido por los partidos españolistas, mañana puede lamentar el “voto mayoritario” recogido por partidos republicanos. Filomeno será burro, pero no completamente idiota. Siguiendo los consejos del veterinario, le dije que todo era una opereta de mafiosos, un sainete de cotorras, que nada cambiaría, que España era España… Le leí párrafos de “El Principito”, de “Juan Salvador Gaviota”, le puse coplas de Machín… Pero nada.
Y allí lo tengo en la huerta, rebuznando desesperado, que si camisa nueva, que si una grande libre, que si rojos al paredón, que si cien millones de muertos, que si Maduro, que si muera la república, que si los tanques a la calle… Es burro porque es burro, pero creo que jamás haría las burradas de Mariano. Ojalá se mejore.
Jose Antonio Illanes
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