1. Podemos ha terminado enfrentado a todos los grupúsculos progresistas (desde la izquierda más radical a la más moderada) y así es imposible sobrevivir o tejer un proyecto con aspiraciones de unión y cambio: Sumar, anticapitalistas, errejonistas, comunistas clásicos, arribistas transversales, la izquierda moderada, los verdes… todos tenían cuentas que ajustar contra Podemos y Podemos (o, mayormente, el pablismo) se enfrentó a todos. El cainismo de la izquierda, un clásico de la política desde que el mundo es mundo, en su versión más descarnada y áspera. Con un Podemos casi extinguido se cumple el anhelo de muchas personas. Demasiadas.
2. Podemos ha sido atacado por tierra, mar y aire desde la extrema derecha, la derecha, el centro, el centroizquierda y, de manera hiriente, desde el fuego amigo, por dentro y por fuera del partido. Para la historia quedará el partido más vilipendiado de la historia de la democracia, un partido aspiró a gobernar por delante del PSOE hace unos ocho años y que ahora tiene, para bien o mal, tan solo 5 diputados.
3. Para Podemos salirse de Sumar, el proyecto personalísimo de la moda galega, era cuestión de tiempo. Estaba cantado, porque la unión surgida a raíz de las elecciones generales fue una pantomima anti-Vox; se casaron por miedo pero no había amor alguno, ni siquiera afecto, y por miedo, en política y, en la vida, pocas cosas funcionan. Para Podemos, sin duda, es mejor desvincularse ahora y recuperar sus derechos en el Congreso (el PSOE dependerá de sus votos para aprobar leyes), que hacerlo con la legislatura más avanzada. Como jugada política, dado el desprecio de Díaz y su cúpula, más que lógico, es un paso prácticamente forzado.
4. Ni Juan Señor sería capaz, hoy día, de remontar la deriva menguante de la izquierda, en la que está sumergida desde la crisis de Cataluña. El PSOE ríe a carcajadas mientras observa que ni Yolanda Díaz ni Pablo Iglesias (porque Iglesias se fue, pero sigue en la sombra) darán su brazo a torcer. Díaz seguirá en su apuesta errejonista por una izquierda más amable y moderada, e Iglesias dará la batalla desde su trinchera mediática, donde tiene poco que perder y no demasiado que ganar, subiendo la temperatura y tensando la cuerda en busca de asentar un proyecto periodístico a largo plazo.
5. Y por último, Sumar no suma. Sumar nunca ha sumado y sumar no para de restar. Esos dicen los números en el Congreso de los Diputados, donde obtuvo menos votos que Podemos en solitario, y esos son los números en las encuestas, que sitúan al partido de Yolanda Díaz hoy, en su mejor pronóstico, en la horquilla de 25-30 diputados. Y eso podrá gustar más o podrá gustar menos, y podrá deberse a múltiples circunstancias y/o causas, justas o injustas, pero, sea como sea, es un hecho impepinable.