La vida sonríe a Alfredo Relaño (Madrid, 1951), figura clave para entender el periodismo deportivo de nuestro país en las últimas décadas. Hoy, ya al margen de la dirección del diario AS, compagina su columna diaria de lunes a viernes con su colaboración en El País Deportes escribiendo sobre fútbol histórico y sus intervenciones en la radio. Se le percibe liberado, disfrutón, con ganas de hablar sobre deporte y, claro está, sobre fútbol. Acude a presentar la reedición de su documentado libro 366 historias del fútbol mundial que deberías conocer al jardín de la Luna Nueva, en el centro histórico de Jerez, en una fecha muy especial para la afición futbolera; la conmemoración de los doce años de la victoria de la selección Española en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Hoy, hablamos sobre fútbol y sociedad.
Este libro es una reedición de una obra del 2010, que habéis querido mejorar y ampliar. ¿Por qué actualizar este compendio de historias?, ¿cuáles son los criterios que has elegido para la selección de estos relatos e ir descartando otros?
Fue una iniciativa de la editorial. El libro había funcionado muy bien en su momento y seguía vendiéndose a goteo cada año. Podíamos reeditarlo, sí, pero habían pasado muchas cosas en estos diez años que queríamos que estuvieran presentes en el libro. El libro cuenta, día por día del año, una historia futbolística relevante que ha pasado en ese mismo día años atrás. Puedes buscar una buena historia que ha pasado el día de tu cumpleaños, por ejemplo, siempre dentro de los 150 años de vida que tiene el fútbol. No son anécdotas, hay episodios realmente importantes que han marcado el rumbo del fútbol. Hasta en los años bisiestos han pasado cosas importantes, por eso son 366 las historias que concurren en el libro. En los últimos años han sucedido cosas importantes como la irrupción de los clubes estados (con la Champions que ha ganado Abramovich), el traspaso de Neymar al PSG por 222 millones de euros, la irrupción del fútbol femenino en España, el el balón de oro a Alexia Putellas y la asistencia de más de 90.000 en el Camp Nou para un partido de mujeres, el asalto del FBI a la FIFA por motivos de corrupción, la muerte de Maradona que conmociona al mundo, la tragedia del Chapecoense en un avión que era una porquería, etc. Hay como veinte episodios nuevos que he recogido porque merecían la pena destacarse.
Existe en las redes sociales una corriente de animadversión hacia el fútbol moderno y su idiosincrasia, acompañada de una romantización del fútbol de antaño. No sé si participas de ella. ¿Crees que la gente tiene añoranza del fútbol antiguo?
Sé que hay una página de “odio eterno al fútbol moderno” y comparto muchas de las tesis, sinceramente. En cambio, eso de “todo tiempo pasado fue mejor” no creo que sea cierto. Lo único que siempre fue mejor en el pasado es la fruta. Hay cosas de este fútbol que no me gustan: hay una invasión del marketing, una sobreabundancia de partidos, ahora surge la pretensión de la Superliga, una especie de copa de Europa cerrada y sin descensos. Eso no me gusta nada; pero sobreviven muchas otras cosas que me gustan. Ten en cuenta que yo conocí el fútbol en los 60, que era muy distinto. Ahora los estadios y los campos son mejores, la preparación física es mucho mejor, los jugadores se recuperan pronto de las lesiones… pero por ejemplo, ahora Busquets declaró que no sabe lo que es mano o no. Y si Busquets no lo sabe, si uno de nuestros mejores jugadores que hemos tenido, que lleva desde los once años jugando al fútbol y que lo ha ganado absolutamente todo, te dice con total sinceridad no sabe lo que es mano… hay ahí un problema.
Deduzco que no te convence el VAR.
A mi no me ha gustado. Siempre desconfié de ello; intenté creer pero al final solo demostró su eficacia en las jugadas de geolocalización, las que son de GPS. Si la pelota ha salido o no lo ha hecho y ese tipo de casos. El problema del VAR es que deja un campo grande a la interpretación, dice que interviene cuando es claro y manifiesto, pero ¿qué es “claro y manifiesto”? Para uno es una cosa y para el otro equipo es otra. Puede servir para evitar jugadas tremendas que han pasado a la historia más infame; la mano de Henry que dejó a Irlanda fuera de un Mundial, ese tipo de casos, el penalti a Guruceta, etc. Pero esos episodios son pocos. Y cada aficionado espera que le arreglen lo que a él le parece. Antes si un árbitro se equivocaba te fastidiabas, pensabas “pues no lo habrá visto” o “se habrá asustado”, pero con el VAR, que lo miran varias personas a la vez, con seis tomas, y aún así no te cuadra, no te van a quitar la idea de la cabeza de que te están estafando.
En el libro mencionas el reciente boom del fútbol femenino, ¿cómo has vivido este fenómeno?
La eclosión del fútbol femenino me ha gustado mucho porque abre un nuevo espacio. Ten en cuenta que tengo 71 años; yo he visto el fútbol, y no sólo el fútbol, de otra manera. He vivido cómo una mujer no podía sacar el pasaporte o el carnet de conducir sin el permiso de su marido. En mi infancia cualquier chica que se le ocurriera jugar al fútbol aterrorizaba a su familia; le decían “marimacho”, que estaba trastornada y disparates de esos. Pero la mujer ha ido ganando representación en el deporte. Fue participando en el baloncesto (¡tenían que ir unos panties hasta la rodilla que le cubrían el muslo!), en la gimnasia rítmica… En aquel tiempo el fútbol era tan estrictamente masculino, que ver ahora cómo han llegado a primer nivel, en un país de tanta tradición futbolística como España, me parece una noticia muy buena. Ocupan un espacio que siempre ha estado muy cerrado. Destaco en el libro el caso de Lily Parr, una futbolista británica de un equipo que se llamaba Dick, Kerr’s Ladies team. Era un equipo inglés asociado a una fábrica de municiones; las fábricas por entonces la llevaban las mujeres porque los hombres estaban en el frente, luchando en la guerra. Conformaron un equipo de fútbol que tuvo mucho seguimiento; metían a 5.000 espectadores en el estadio. Tuvieron tanto éxito que la Federación Inglesa se opuso a ello e incluso emprendió una campaña con calumnias para desprestigiarlas. Con el paso del tiempo tuvieron que disculparse públicamente con ellas.
Has comentado alguna vez que te hubiera gustado escribir la historia de las remontadas del Madrid este año en la Champions. Realmente han sido remontadas increíbles. ¿Por qué crees que le temblaban los pies al Manchester City o al PSG?
Para mí hay dos instantes claves en esas eliminatorias. El primero, el día del PSG, cuando Donnarumma se equivoca y Benzemá le roba el balón, pero sobre todo en la eliminatoria del City, que es la más clamorosa. El Madrid tenía perdida la eliminatoria desde los primeros minutos del primer partido, en los que fue perdiendo hasta el minuto ochenta y nueve del partido en Madrid, que perdía por dos goles. Y de repente empata, mete otro gol, no mete el tercero de milagro; al final lo materaliza en la prórroga… fue tremendo. Además, cayó derrotado Guardiola con todo lo que representa. Él es una especie de némesis del madridismo; es un hombre que tiene muchos méritos pero que para el Madrid es un adversario en todos los sentidos, fue del Barça, tiene afán nacionalista… por todo ello tiene al madridismo muy en contra. Es curioso cómo, de repente, a estos dos equipos le temblaron las piernas. Cuando entró el primer gol se originó una atmósfera eléctrica en el Bernabéu. Hay una especie de aliento que baja desde la grada y fortalece a los jugadores del Madrid; entonces el rival se derrumba. Hay muchos fantasmas en ese estadio, la potencia del graderío, la mística del Madrid, la leyenda de Di Stefano, es una cosa casi parapsicológica, difícil de explicar, pero que sucede.
Alfredo Relaño, durante la presentación del libro en el jardín de La Luna Nueva, Jerez. FOTO: Alejandro López Menacho
En esos días se volvió a hablar de fútbol a todas horas en la calle…
Las cosas tan excepcionales llaman mucho la atención. Luego la final ya no fue así; ganó la final porque el portero estuvo formidable y atinó a meter un gol; pero las semifinales se dieron circunstancias casi milagrosas, nadie lo esperaba.
¿Te ha sorprendido que en los últimos años surjan goleadas escandalosas al más alto nivel? ¿El 1-7 de Brasil-Alemania o el 2-8 del Bayern-Barça tienen alguna explicación?
No veo un hilo conductor entre estos partidos. Son cosas que han ocurrido por circunstancias muy raras, excepcionales, impropias de ese nivel. Al Barça, aparte de que era una temporada extraña, con la pandemia y en una sede neutral, le ha pasado mucho que el equipo se abandona cuando Messi baja los brazos. Cuando me dicen que Messi es el mejor jugador de la historia lo pongo en duda porque en cuatro o cinco ocasiones he visto al Barça ser goleado y a él abandonar completamente el partido. Permanecía cabizbajo y fuera del partido. Ese desánimo contagia a todos los demás. El otro partido fue una cuestión más táctica, se desencajó por completo el sistema de mediocampo de Brasil. En ambos casos son dos resultados espantosos.
El pulso de la Premier y la Liga, con permiso del Bayern de Munich, lleva dominando el fútbol Europeo décadas. ¿Seguirá esta tendencia?
La Premier se va fortaleciendo más con estos clubes que tienen dinero por fuera. Florentino y Tebas, frecuentemente enfrentados, se quejan ambos de que hay un dinero extra por fuera de la industria del fútbol que favorece a la Premier. Y encima La Liga ha perdido dos portaaviones, Messi y Cristiano. Nosotros tuvimos unos años, con la Ley Beckham, que nos daba cierta ventaja porque algunos extranjeros tributaban menos a Hacienda. Pero ahora es España la que tiene desventaja fiscal con respecto a otros países con los que compite; en Italia o Inglaterra te cuesta menos que un jugador se lleve 10 millones limpios a casa que aquí. Y después aparecen clubes inflados como el Newcastle, que estaba en descenso y de repente, en enero, se llevó a Trippier del Atlético que jugaba Champions. Y se fue porque le pagan mucho más.
¿Qué opinas de la turistificación del fútbol y casos como el partido contra el Eintracht en el Camp Nou?
Este tipo de cosas ha pasado mucho en Barcelona, pero también en Madrid, a cuenta de Messi y Cristiano, que mueven masas. Pero el caso del Eintracht sucedió por razones muy concretas. La pandemia hizo que el Barcelona diera un año de margen a los socios; permitió reservar sus plazas. Muchos socios dejaron libre su asiento. Encima el Eintracht vestía de blanco, por lo que chocó muchísimo ver una cantidad ingente de camisetas blancas en el Camp Nou. Pero fue un accidente, un descontrol de las entradas. Además vino en un momento que el Barça no estaba bien, con mucha confusión, cambio de entrenador… es muy raro que estas cosas sucedan, de hecho, no había sucedido nunca.
La diversidad sexual en el fútbol femenino es algo totalmente normalizado pero en el fútbol masculino sigue siendo un tema tabú. ¿Cuándo saldrá el fútbol masculino del armario?
Fíjate que salió Fashanu y acabó suicidándose. Y hubo un caso inglés reciente, sin malas consecuencias. En el ámbito del fútbol masculino hay una tendencia hacia el brutalismo machista tan grande que, es posible, que vaya eliminando a los homosexuales por el camino. Se supone que hay un 10% de homosexuales en la sociedad, sin embargo, no creo que en el fútbol sea así. Claro que saldrá del armario, pero para ello tiene que llegar jugadores homosexuales al más alto nivel. Cuantos más personas haya de un colectivo es más fácil que alguien se atreva y se sienta respaldado.
¿Donde se encuentran las mejores historias del fútbol; dentro o fuera del campo de juego?
Eso que me preguntas me hace pensar, me da hasta la idea de contar cuántas hay de una cosa y cuántas de otra. Pero así, a bote pronto, te diría que las historias más interesantes quizá hayan pasado fuera del campo. A mí me impresionaron de manera especial dos ocurridas en Italia; la del suicidio de Bartolomei y la del atropello mortal de Meroni, ídolo del Torino, cuyo causante llegó a ser presidente del club, pero lo tuvo que dejar al poco tiempo. Por cierto, que hay varias historias andaluzas curiosas, dos en Málaga, los nuevo goles de Bazán en un partido y el asesinato del presidente del Malaga, Antonio López, y otra en Sevilla, el del caso Antúnez entre el Sevilla y el Betis.