Hay en mi pueblo un brote de Covid-19. Muy virulento. Durante el confinamiento, la pandemia fue clemente con nosotros, pero hoy puede haber, según la prensa, unos treinta casos de Covid. En un pueblo pequeño como Montellano, treinta casos es una catástrofe en todos los sentidos.
En el portal de salud de la Junta aparecen seis casos. Seis. Son los datos oficiales, pero todos sabemos que son treinta como mínimo. ¿Qué ocurre con la información, con los datos? ¿Hay ocultación o hay fallos? ¿Por qué la prensa obtiene cifras aparentemente reales y luego la Junta publica cifras erróneas?
Sobre este insondable misterio me atrevo a formular una hipótesis, más bien a apuntar una pista, una vieja y dolorosa pista: la economía por encima de las personas. Otra vez. Mientras menos casos, menos miedo, más alegría y más caja. Más economía. Ya saben, hay que aprender a convivir con el virus, como con la miseria o el latrocinio.
Pero aquí la gente es solidaria y responsable –salvo excepciones-, y se ha confabulado contra el Covid -valoramos lo que sabemos y no lo que nos cuentan-, y han cerrado voluntariamente muchísimos comercios, con las pérdidas que conlleva en un pequeño pueblo de economía precaria del sur de Andalucía que ha sufrido un confinamiento estricto. Han cerrado, insisto, voluntariamente, no se olvide.
Aquí parece sobrar la figura del rastreador, tan imprescindible en otros lugares. Aquí quien pilla el Covid lo anuncia en Facebook y todos los que han tenido relación con él se presentan a hacerse las pruebas –método eficacísimo que debería seguirse en el resto de España-. Cuando hay voluntad de cruzar un río, ni puente se necesita, nos embarga a los montellaneros ese carácter feroz y resolutivo, propio de la gente curtida durante siglos en el trabajo duro, en los terruños y en los riscos de la frontera.
Una vez más, los de abajo sostienen el tinglado en los momentos duros. No falla la gente, no falla el pueblo, fallan las estructuras políticas y administrativas y lo que el pueblo puede esperar de ellas en los momentos críticos. Falla otra vez el estado autonómico y quienes lo gestionan. Quizá en Montellano no tengamos datos reales, pero tenemos pueblo, y con eso sobra aquí para terminar con el Covid.
FOTO: Marcos López Cabeza. Campos de Montellano
Jose Antonio Illanes
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