Píldoras culturales: Saltburn

La segunda película de Emerald Fennell tras la brillante Una Mujer Prometedora es una rotunda decepción. Lo que podía haber sido un thriller turbio de amor gay no correspondido en ambientes aristocráticos, tipo El Talento de Mr. Ripley o Match Point, se ha quedado en una película irregular, visualmente atractiva, que mantiene el tono hasta su ecuador para desmoronarse por completo en su desenlace, justo cuando el relato se traiciona a sí mismo y a la verosimilitud e intenta rizar el rizo encadenando plot twist sin ton ni son. El tono es inquietante y algunas escenas, por grotescas, absurdas o bellas, sorprenden al espectador; pero es puro artificio, su problema reside en un guion que hace aguas, que no sabe cerrar la película y que tampoco se sabe bien qué intenta transmitir.